22 ene 2010

Corazón.

Puedes decaer. Romperte en trozos, deshacerte en pedacitos irreparables. La vida se vive a base de errores. Hay muchos pedacitos que he perdido por el camino. Cada uno fue quedando atrás, intentando retroceder para recuperarlos pero sin éxito. Y ahí se han quedado, y yo, con los trocitos en la palma de mi mano, los junté, lo armé y el puño apreté con fuerza. En algunos momentos, venían trocitos nuevos. Nunca sabía cuando aparecerían, pero así fui reconstruyendo lo que un día rompió. No faltaban pedazos. Estaba completo. Brillaba con seguridad, latía con fuerza.
Creyó que su puzzle había acabado. Que ya no necesitaba nada más. Por fin podía descansar en paz, por fin pudo ser feliz. Duró poco. Un día, sólo en cuestión de minutos volvió a caer, desde la cima más alta del mundo. Rompiéndose en milímetros de cristal. Mis ojos abrumaron un grito incesante. Me lancé a recoger de nuevo, un cachito, otro, y otro. Los he juntado, y le falta demasiado. Han quedado atrás, perdidos. Los ha intentado recuperar, con tal fuerza, con tal ímpetu, pero se han negado. Se ha resistido el no inundar ciudades. Se ha rendido y miró hacia el horizonte. Allí recogió pedacitos. Su puzzle está medio completo. En un tanto por ciento sería un 40 sobre 100. Por muchos trocitos que vuelva a recoger, echará de menos los otros. Los hecha de menos hasta límites incalculables. ¿Por qué lo ha dejado caer? ¿Por qué? Si se pudiese retroceder, limitarse a tensar las manos, con delicadeza, tratarlo con cariño y no descuidarlo, seguramente no se le habría caído de las manos. Sigue caminando, sin rumbo aparente, con los ojos abiertos y expresivos, ignorando las palabras más terroríficas e insólitas, dejando atrás las caídas y levantándose de las derrotas. Es una lucha continúa.
Se llama vida. Se llama vivir con intensidad. Aprender a equivocarse y saber reconocerlos. Cuántos trocitos de cristal pasarán por tu vida, arrojando amor, alegría, tristeza, momentos increíbles, dolor...todos los sentimientos, fluídos en uno solo. Siempre se aprende algo, siempre. Cuántos cristales se te clavarán en la mano. ¡Cuántos te harán sangrar! Suerte que las heridas con el tiempo se curan. Quizá los arañazos, pero las profundas dejan la huella marcada en tu piel. Esa huella que forma parte de tu pasado, y de tu presente. Equivócate.

Por que al fin y al cabo, sólo el que te quiere de verdad permancerá a tu lado siempre.

2 comentarios:

  1. esta buenisimooo!!!!!..sigue escribeiendo...

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado, una de tus mejores entradas. Sigue escribiendo que lo haces genial. Un beso, Chloe Stryder (:

    ResponderEliminar